miércoles, 4 de mayo de 2016

La Biblia proviene de Dios

  • ¿En qué se diferencia la Biblia de todos los demás libros?
  • ¿De qué maneras nos ayuda la Biblia a enfrentarnos a los problemas de la vida?
  • ¿Qué razones hay para confiar en las profecías de la Biblia?

¿RECUERDA usted algún regalo especial que le haya hecho un buen amigo? Seguramente le llenó de alegría y le conmovió. Al fin y al cabo, con ese detalle su amigo demostró que valoraba su amistad, y sin duda usted le dio las gracias.
Pues bien, la Biblia es un regalo de Dios por el que podemos estar muy agradecidos. Este libro singular revela información que nunca sabríamos de otro modo. Por ejemplo, nos habla de la creación de los cielos y las estrellas, la Tierra y la primera pareja humana. Además, enseña principios confiables que nos permiten enfrentarnos a los problemas y a las inquietudes de la vida. La Biblia también nos explica cómo cumplirá Dios su propósito de que existan mejores condiciones en la Tierra. ¡Qué regalo tan fascinante!
La Biblia también es un regalo conmovedor, ya que nos enseña algo sobre la persona que lo hizo, Jehová. Al darnos este libro, Dios demostró que quiere que lo conozcamos bien. De hecho, la Biblia nos ayuda a acercarnos a él.
 Si usted posee una Biblia, no es el único, ni mucho menos. Este libro se ha publicado, entero o en parte, en más de dos mil trescientos idiomas, así que más del noventa por ciento de la población mundial lo tiene a su alcance. Cada semana se distribuye un promedio de más de un millón de ejemplaresy en total se han producido miles de millones de biblias y porciones de las Escrituras. No hay duda de que es un libro sin igual.

Además, la Biblia “es inspirada de Dios” (2 Timoteo 3:16). ¿Qué significa esta expresión? La propia Biblia lo aclara: “Hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo” (2 Pedro 1:21). Es como cuando un jefe le pide a su secretaria que escriba una carta. Puesto que las ideas o instrucciones son del jefe, la carta es de él,no de la secretaria. De igual modo, la Biblia contiene el mensaje de Dios, no el de los hombres que la escribieron. Por consiguiente, toda la Biblia es verdaderamente “la palabra de Dios” (1 Tesalonicenses 2:13).

 UN LIBRO EXACTO Y SIN CONTRADICCIONES

La Biblia fue escrita durante un período de mil seiscientos años por hombres de diferentes épocas, condiciones sociales y profesiones: desde agricultores, pescadores y pastores, hasta profetas, jueces y reyes. Asimismo, el escritor de uno de los Evangelios, Lucas, era médico. Pero a pesar de los distintos orígenes de estos hombres, la Biblia enseña las mismas ideas desde la primera página hasta la última, y no se contradice.
 El primer libro de la Biblia relata cómo empezaron los problemas de la humanidad, mientras que el último muestra que toda la Tierra se convertirá en un paraíso, o jardín. Las páginas de la Biblia abarcan miles de años de historia, y su contenido siempre tiene que ver de algún modo con el cumplimiento del propósito de Dios. Esta unidad de ideas es impresionante, como esperaríamos de un libro que proviene de Dios.
 La Biblia también es exacta desde el punto de vista científico. Incluso se adelantó mucho a su tiempo. Por ejemplo, el libro de Levítico contenía leyes para el antiguo Israel sobre la cuarentena y la higiene, cuestiones que las naciones vecinas de la época desconocían por completo. Además, en un tiempo en que existían ideas equivocadas sobre la forma de la Tierra, la Biblia indicó que tenía forma de círculo, o esfera (Isaías 40:22). También afirmó con exactitud que ‘cuelga sobre nada’ (Job 26:7). Claro, la Biblia no es un libro de ciencia, pero es exacta cuando trata  temas científicos. ¿No es eso lo que esperaríamos de un libro procedente de Dios?

 La Biblia también es exacta y confiable cuando aporta datos históricos. Sus relatos son específicos, y no solo indican los nombres de los personajes, sino también los de sus antepasados. * A diferencia de muchos historiadores, que a menudo no mencionan las derrotas de sus pueblos, los escritores de la Biblia fueron tan honrados que hasta pusieron por escrito sus propias faltas y las de su nación. Por ejemplo, Moisés confesó en el libro bíblico de Números un grave error por el que fue censurado con severidad (Números 20:2-12). Esta honradez es muy poco frecuente en otras obras históricas, pero la hallamos en la Biblia por una razón: porque es un libro que proviene de Dios.

UN LIBRO DE CONSEJOS PRÁCTICOS


Puesto que Dios la inspiró, la Biblia es “provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas” (2 Timoteo 3:16). Es un libro práctico. Se nota en sus páginas que el Autor comprende a la perfección la naturaleza de los seres humanos. Y no es de extrañar, pues dicho Autor es el propio Jehová Dios, nuestro Creador. Él entiende lo que pensamos y sentimos incluso mejor que nosotros mismos. Además, sabe lo que necesitamos para ser felices, y también la conducta que nos conviene evitar.
Piense en el Sermón del Monte, el discurso de Jesús  que se encuentra en los capítulos 5 a 7 de Mateo. En esta obra maestra de la enseñanza, Jesús trató muchos temas, entre ellos cómo hallar la felicidad, cómo solucionar las disputas, cómo orar y qué actitud debemos tener hacia los bienes materiales. Pues bien, sus palabras tienen hoy la misma fuerza y utilidad que el día que las pronunció.
Algunos principios de la Biblia tienen que ver con temas como la familia, el trabajo y el trato con los demás.  Sus consejos van dirigidos a todo el mundo y son siempre provechosos. La sabiduría que contienen sus páginas queda resumida en estas palabras que Dios expresó a través del profeta Isaías: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo” (Isaías 48:17).

UN LIBRO DE PROFECÍAS

 La Biblia contiene numerosas profecías, muchas de las cuales ya se han cumplido. Veamos un ejemplo. Por medio del profeta Isaías —quien vivió más de setecientos años antes de nuestra era—, Jehová predijo lo que le ocurriría a la ciudad de Babilonia: sería destruida (Isaías 13:19;14:22, 23). Pero además explicó que sería conquistada y cómosucedería. Los ejércitos invasores secarían el río que pasaba por la ciudad y entrarían en ella sin tener que pelear. Y eso no es todo. La profecía reveló incluso el nombre del rey que conquistaría Babilonia: Ciro (Isaías 44:27–45:2).

Unos doscientos años después, en la noche del 5 al 6 de octubre del año 539 antes de nuestra era, un ejército se hallaba acampado cerca de Babilonia. ¿Quién lo comandaba? Un rey persa llamado Ciro. En efecto, todo estaba dispuesto para que se cumpliera la asombrosa profecía. Pero ¿conseguiría el ejército de Ciro conquistar la ciudad sin siquiera pelear, como se había predicho?

 Los babilonios estaban celebrando una fiesta aquella noche y se sentían seguros tras las enormes murallas de la ciudad. Mientras tanto, Ciro ingeniosamente desvió las aguas del río que cruzaba Babilonia, de modo que el nivel del agua bajó lo suficiente como para que sus hombres se acercaran a las murallas avanzando por el cauce. Sin embargo, ¿cómo lograron atravesar las murallas?  ¡Las puertas de la ciudad se habían dejado abiertas por descuido!

Jehová había dicho lo siguiente acerca de Babilonia: “Nunca será habitada, ni residirá por generación tras generación. Y allí el árabe no asentará su tienda, y no habrá pastores que dejen que sus rebaños se echen allí” (Isaías 13:20). La profecía no solo indicó que la ciudad caería, sino también que quedaría deshabitada para siempre.Usted puede comprobar que estas palabras se han cumplido. A unos 80 kilómetros al sur de Bagdad, la capital de Irak, se encuentran los restos de la antigua Babilonia. El lugar está deshabitado, lo que da prueba de que se realizó la predicción que Jehová había hecho mediante Isaías: “La barreré con la escoba de la aniquilación” (Isaías 14:22, 23)

¿Verdad que fortalece la fe comprobar que la Biblia es un libro de profecías confiables? Ciertamente, el que Jehová Dios haya cumplido sus promesas en el pasado nos da la seguridad de que también cumplirá su promesa de convertir la Tierra en un paraíso (Números 23:19). En efecto, tenemos la “esperanza de la vida eterna que Dios, que no puede mentir, prometió antes de tiempos de larga duración” (Tito 1:2). *

“LA PALABRA DE DIOS ES VIVA”


 Lo que hemos visto en este capítulo no deja dudas de  que la Biblia es un libro realmente único. Pero su valor no solo se debe a su unidad de ideas, exactitud científica e histórica, consejos prácticos y profecías confiables. Todavía ofrece mucho más. El apóstol Pablo escribió: “La palabra de Dios es viva, y ejerce poder, y es más aguda que toda espada de dos filos, y penetra hasta dividir entre alma y espíritu, y entre coyunturas y su tuétano, y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).

La lectura de “la palabra” o mensaje de Dios que se halla en la Biblia puede cambiar nuestra vida. Nos ayuda a examinarnos como nunca antes. No basta con decir que amamos a Dios. En realidad, lo que revelará nuestros verdaderos pensamientos e intenciones será la forma en que respondamos a las enseñanzas de su Palabra inspirada, la Biblia.

a Biblia realmente proviene de Dios. Debemos leerla, estudiarla y amarla. Siga examinándola y así demostrará que agradece este regalo divino. Además, apreciará la importancia que tiene el propósito de Dios para la humanidad. En el capítulo siguiente veremos cuál es ese propósito y cómo se hará realidad.

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