¿TÚ QUÉ HARÍAS?
Imagina esta situación: cuando Julia se mira en el espejo, se ve supergorda. “Tengo que adelgazar”, piensa. Y eso que sus padres y sus amigos le dicen que está tan flaca como un fideo.
Julia lleva un tiempo pensando en tomar medidas drásticas para perder “solo” un par de kilos (unas cinco libras). Lo único que tiene que hacer es pasar hambre unos días...
Si te sintieras como Julia, ¿qué harías?
PÁRATE A PENSAR
No está mal que te preocupes por tu físico. De hecho, la Biblia destaca la belleza de varios hombres y mujeres, como Sara, Raquel, José, David y Abigail. Por ejemplo, de una mujer llamada Abisag se dice que era “hermosa en extremo” (1 Reyes 1:4).
Sin embargo, muchos jóvenes están obsesionados con su apariencia. Y esto les puede causar graves problemas. Piensa en lo siguiente:
- En un estudio, el 58% de las chicas afirmaban tener sobrepeso, cuando en realidad solo el 17% de ellas lo tenían.
- Otro estudio realizado entre mujeres que estaban por debajo de su peso ideal reveló que el 45% de ellas creían estar gordas.
- Algunos jóvenes, obsesionados por adelgazar, han llegado a sufrir anorexia. Este es un trastorno alimentario que pone la vida en peligro y que consiste en dejar de comer.
Si tienes síntomas de anorexia o de otro trastorno alimentario, pide ayuda. Cuéntaselo a tus padres o a otro adulto de confianza. La Biblia dice: “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia” (Proverbios 17:17).
LO MEJOR QUE PUEDES HACER
En realidad, la belleza interior es la que nos hace verdaderamente atractivos. Fíjate en lo que dice la Biblia sobre Absalón, el hijo del rey David:
“No se hallaba ningún hombre tan hermoso en todo Israel como para ser alabado tanto. Desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza no se hallaba en él defecto alguno” (2 Samuel 14:25).
Pero era un joven muy orgulloso, ambicioso y traidor. Por eso, la Biblia no habla muy bien de él; más bien, lo presenta como un hombre desleal y un asesino lleno de odio.
Con razón, la Biblia nos aconseja:
“Vístanse de la nueva personalidad” (Colosenses 3:10).
“Que su adorno no sea el de trenzados externos del cabello [...], sino que sea la persona secreta del corazón” (1 Pedro 3:3, 4).
No hay nada de malo en que quieras tener un buen aspecto, pero tu personalidad es muchísimo más importante que tu apariencia. A la larga, la gente se fijará más en tus cualidades que en tu físico. “Si eres bella por fuera, captarás de inmediato la atención —dice una muchacha llamada Phylicia—, pero lo que hará que la gente te recuerde con cariño es lo que eres por dentro, tus buenas cualidades”.
ECHA UN VISTAZO A TU IMAGEN
¿Te disgusta tu físico?
¿Has pensado alguna vez en hacerte una operación de cirugía estética o seguir una dieta extrema para corregir algún defecto físico?
¿Qué cosas cambiarías de tu físico?
- ESTATURA
- PESO
- PELO
- FORMA DEL CUERPO
- CARA
- CUTIS
Si has contestado “sí” a las dos primeras preguntas y has elegido tres o más opciones en la tercera, piensa en esto: es muy probable que los demás no te vean tan mal como te ves tú. Ten en cuenta que es fácil irse a los extremos y preocuparse demasiado por el aspecto (1 Samuel 16:7).
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